En La Plata, al menos tres colectivos en los que viajarían mujeres autoconvocadas, y de las organizaciones Arde Pandora, de la Corriente La Brecha de La Plata, de SURCOS y de la Juventud Guevarista, no pudieron viajar por la estafa de las empresas de colectivo contratadas para poder concurrir al XXIX ENM a realizarse en Salta, los días 11, 12 y 13 de octubre. Agustina Sarati, militante feminista de La Plata relató que el día del viaje, el viernes, al hablar con otras organizaciones, pudieron dimensionar que“no éramos las únicas”. Así, supieron que lo mismo les estaba ocurriendo a varios contingentes de mujeres que partirían desde Capital Federal. Además, micros que si pudieron emprender el viaje Salta fueron demorados de forma arbitraria por la Policía y otros sufrieron apedreadas a la entrada de esa provincia.
“Analizamos que esto lamentablemente sucede todos los años y que vemos que hay un claro interés político de que todos los años el Encuentro no se haga. Por eso, salimos a denunciar que no son hechos aislados, que no es casual que nos quedemos y que todos los años tengamos que afrontar este tipo de atropellos que vemos que se están naturalizando”, expresó.
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Ante esta situación, las militantes decidieron realizar una marcha de repudio el sábado, en Capital Federal, y replicar el Encuentro en la ciudad de La Plata. La propuesta del Encuentro paralelo fue sintetizar en 12 los 63 talleres que se realizaban en Salta. Agustina Sarati señaló que para todas las mujeres que quedaron varadas y participaron en las jornadas del sábado y domingo, fue “una experiencia muy valiosa”. Fue una propuesta “impulsada por la propuesta superadora de hacerlo aunque no podamos llegar a Salta, de seguir problematizando, y con la fuerza de que no nos pudieron boicotear”.
De esta manera, la iniciativa de realizar un Encuentro paralelo en La Plata, replicando las dinámicas de talleres por la mañana y la tarde, la confección de conclusiones que se enviaron a Salta, y la marcha hacia la Catedral, busco replicar el sentido político de los Encuentros, porque “justamente uno de los potenciales del Encuentro es denunciar y desnaturalizar las violencias hacia nosotras”, analizó Sarati, haciendo referencia, en este caso, al boicot.
En un comunicado de prensa emitido el viernes por la noche, la organización La Brecha había hecho hincapié en que “desde hace meses en Salta se viene generando un clima de tensión ya que el oficialismo, en complicidad con grupos hegemónicos y reaccionarios de la Iglesia y los medios de comunicación, procuraron obstaculizar la convocatoria y el desarrollo del Encuentro (…) Esta situación no nos ha paralizado, sino que por el contrario respondemos con mayor organización y fuerza”, informaban.
La denuncia de boicot por parte de las empresas y de las fuerzas de seguridad se produce en un contexto de atropello mediático hacia los Encuentros. La estigmatización de las mujeres que se reúnen es sistemática, se las caracteriza como violentas al tiempo que se omite informar sobre la cantidad y diversidad de mujeres que participan y enriquecen los debates. “Tuvieron relaciones sexuales frente a la Catedral de Salta”, tituló El Intransigente en una nota en la que destacaba que “El XXIX Encuentro Nacional de Mujeres tiene el idéntico nivel de violencia que presentó el año pasado en San Juan”. Ese titular se repitió en otros medios. Otro portal de Tandil destacaba “La marcha del Encuentro de Mujeres en Salta fue a las piñas frente a la Catedral”. La Nación, en tanto, remarcaba la “polémica” y el “quiebre” entre las organizaciones de izquierda y las católicas.
Sarati, en tanto, informó que ya se encararon acciones legales contra las empresas. “Vamos a estar haciendo acciones para denunciar a estas empresas que tienen la lógica de la estafa, con la idea de que esto no les vuelva a pasar a las compañeras que quieran salir al Encuentro”, indicó.
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