El tablero del mundo financiero global se inclina hacia los países emergentes, con China y Rusia profundizando su presencia en América Latina y disputando, de forma incipiente, la supremacía estadounidense en la región. En ese marco, se dan visitas recíprocas de Argentina a esos países y la presencia de Cristina Fernández en la cumbre de los BRICS (Brasil-Rusia.India-China). Sergio Cesarín, investigador del CONICET, cuenta en esta entrevista las características de China, socia “estratégica integral” de Argentina, y explica por qué no se darían con China “relaciones carnales”, tales como las que se dieron con Washington durante el menemato.
Sergio Cesarín estudio en la Universidad de Pekín, actualmente es Investigador del CONICET y es autor del libro “China se avecina”. En conversación con Radio Futura indicó que “China nos ve como uno de los países más ricos del mundo, somos un país vacío cuando ellos tienen gran población y podemos ser un productor agroalimentario más eficiente de lo que somos”. En su última visita, a mediados de julio, el presidente chino, Xi Jinping, vino por primera vez acompañado por una comitiva de 160 empresarios de primer nivel. Además, la relación se redifinió y los países pasaron de ser “socios estratégicos” a “estratégicos integrales”. Esto implica mayor cooperación mutua.
Entre los acuerdos firmados se encuentran el financiamiento para construir dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz y un crédito por 2.100 millones de dólares para renovar la empresa Trenes Argentinos Cargas y Logística (ex Belgrano Cargas). Además, incluyó un `swap´ por 11.000 millones de dólares. Un `swap´ es un intercambio de pesos por yuanes que serían utilizados para impulsar el intercambio comercial. Ya se hizo en 2009 y, según Redrado, también podría resultar para engrosar las reservas del Banco Central local.
En tanto, Cesarín aclaró que la inserción de China en la región es y fue “respetuosa”, porque su política exterior, aún ligada a la tradición maoísta, es de reivindicación de la soberanía y los asuntos internos de sus socios. Para China, que se ve a sí misma como la clave del orden mundial del siglo XXI, América Latina es un área totalmente secundaria donde difícilmente se den conflictos de alta intensidad con Estados Unidos, por la influencia en la región: “No somos prioritarios, sí somos importantes”, subrayó.
-¿Cómo ve China la relación con Argentina?
-Argentina es socio estratégico de China, nos ven como un país más ricos del mundo. Le compramos maquinaria, equipos y transporte. Tenemos gran capacidad industrial y gran conocimiento biotecnológico para la producción alimentaria que China necesita. Tenemos un potencial muy grande y una relación política muy intensa, China es importante por el tema Malvinas. Hay elementos de unión y convocatoria mutua que hace que seamos socios importantes.
-¿China puede buscar relaciones carnales con Argentina?
-China no busca seguidismo en los países. Si la posición de China es respetar la soberanía, la autonomía, la no injerencia, creo que difícilmente acepte un seguidismo de una posición subordinada. Prefiere moverse con otro tono. Puede que hayan conflictos tirantes, puede ser en Venezuela, pero eso no signifique que seamos un campo de batalla de alta intensidad. Para China nosotros somos un área totalmente secundaria. No somos prioritarios, sí somos importantes. Las grandes fichas nos las juega en América latina.
-¿La relación de China en América Latina se da con el guiño de Estados Unidos?
-Ha habido prudencia política en la inserción china en la región. No le importa desestabilizar, la influencia negativa, no le interesa pujar por objetivos propios que impliquen confrontar con objetivos estadounidenses. Históricamente hemos sido un teatro de operaciones, pero verlo nos corresponde a nosotros y no a China. No veo que China busque enfrentarse con Estados Unidos en la región. El conflicto lo tiene en el este asiático.
Conociendo al socio estratégico- integral
-¿Qué juego hace China como potencia hacia el mundo?
-Juega el juego de una potencia que se considera a sí misma que pueda tener una posición aun más importante en el sistema internacional. El juego de alianzas lo construye entendiendo que el gran secreto y la clave para todo el orden mundial del siglo XXI pasa por su fortaleza y por su capacidad económica, política y tecnológica.
-¿China es más respetuosa es los asuntos internos de otros países?
-Históricamente China lo ha sido. Los principios tradicionales maoístas de política internacional, de coexistencia pacífica, de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, de resolución pacífica de controversias, sigue vigente. Por supuesto que las circunstancias históricas han cambiado pero China se mueve de forma muy prudente. Su política se corre de la posiciones más intervencionista como la que se ven en Estados Unidos y algunos países de Europa. China no quiere jugar un juego que la pondría muy negativamente con países con los que quiere cooperar.
-¿Se podría llegar en una Guerra Fría?
-Es lo que se maneja después de la ruptura entre Estados Unidos y Europa con Rusia, por Ucrania. Apenas finalizada la Guerra Fría, China y Rusia observan que hay una propensión a una mayor intervención de Estados Unidos y la OTAN, y fundan la Organización de Cooperación de Shanghái para evitar que la OTAN se expanda hacia el este. Ambos países miran con un poco de desconfianza la política de Estados Unidos y la OTAN. Pero, la guerra Fría fue una forma de procesar el conflicto global, una dialéctica de separación de superpoderes, que es improbable. Lo llamamos “guerra fría” porque es una categoría más asequible pero el mundo de hoy y del futuro es más complejo, más policéntrico y las interacciones entre actores principales y secundarios son más complejos. En la Guerra Fría habían dos grandes bandos y ya, era hasta más predecible el escenario.
Intereses chinos en Ucrania
-¿Hay algún conflicto abierto hoy parecido al de Ucrania donde se enfrente China y Estados Unidos?
-China mira Ucrania mirando sus propios conflictos internos separatistas. Si bien es un conflicto donde entran intereses de Rusia, China también está afectada. Ucrania es uno de los países más ricos en términos de recursos naturales, tierra y producción agrícola mundial. China necesita alimento y habría comprado el 9% de la tierra cultivable, por eso, lo que pase en Ucrania le interesa porque sus intereses económicos se podrían ver afectados. Allí indirectamente se enfrenta con Estados Unidos y Europa, pero el escenario más tenso con Estados Unidos es en el Cáucaso.
China mira el futuro y se ve como la clave del orden mundial del siglo XXI. De cara a 2050 busca estar en un mejor estadío de desarrollo, si bien es consciente que aún le falta para ser un país desarrollado, apunta a un crecimiento que no sea solo comercial, sino a mejorar la calidad de vida de su población, a un ecosistema nacional equilibrado y a desarrollar su industria. La redistribución es una tema sensible para los funcionarios. Desde esa visión configura su estrategia internacional donde América Latina no es principal pero sí es importante.
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