El juez provincial marplatense, sometido a juicio político por presunta complicidad con la última dictadura cívico militar, resultó absuelto. Juró por el estatuto del proceso y luego fue ratificado en su cargo en el año ‘84. Diferentes motivos hicieron posible que Pedro Hooft constituyera en los años posteriores su imagen pública como un defensor de los derechos humanos.
Guadalupe Godoy, abogada de Justicia Ya!, en comunicación con Rap, expuso algunas cuestiones sobre el accionar de Hooft desde 1984 hasta la actualidad. Aseguró que la discusión y la exposición pública del caso viene desde el 2000, cuando fue denunciado en los Juicios por la Verdad de Mar del Plata. “Los compañeros del campo popular que en los años de la dictadura habían recorrido los tribunales y presentado los habeas corpus y vivieron en Mar del Plata sabían perfectamente quien era”, aseguró Godoy. Lo paradójico fue que, durante estos años Hooft se consagró como un juez de alto prestigio.
“Cuando yo ingresé a la facultad de derecho en Mar del Plata en el ´90, Hooft tenía un aura de juez defensor de derechos que era difícil de confrontar”, declaró la abogada, que estudió en la Universidad de Mar del Plata. “Hooft hace 30 años que está preparando su defensa y optó por ser después un paladín de los derechos humanos”, agregó.
Esta preparación de su defensa durante 30 años tuvo que ver también con las relaciones que Hooft construyó. Para ilustrar esta idea Godoy dijo: “de los votos faltó un voto, el de Guido Lorenzino del sciolismo y, lo que pudimos saber, es que fue Gabriel Iglesias, el dueño de casi todo Mar del Plata, del casino del, diario La Capital, etc. fue quien le gestionó a la familia Hooft una reunión con el gobernador. Después de esa reunión Lorenzino dejó de asistir”.
La abogada también comentó sobre un suceso que se dio a la hora de la declaración de Hooft, como muestra de la construcción de la defensa. “Hooft sacó a relucir un libro de Arestín, uno de los abogados desaparecidos en la ‘Noche de las Corbatas’, que estaba dedicado a él porque había sido docente suyo en la facultad”.
La iniciación de los Juicios por la Verdad en Mar del Plata, hizo visible cuáles eran los sectores preocupados por los juicios y el accionar de la corporación judicial. “Tanto Hooft como varios de los que vinieron a declarar a su favor eran nuestros profesores”, aseguró Godoy.
La abogada aseguró que el proceso por el que pasó Hooft estuvo también atravesado por la corporación política. Hooft fue uno de los jueces que juró por el estatuto del proceso y, por tanto, debió ser ratificado o no de su cargo, con la vuelta de la democracia en el año 1984. “Portesi, que fue el primer Ministro de Gobierno después de la dictadura, vino a declarar y justificó la urgencia: la dificultad de analizar todos los casos y que el 80 % del poder judicial pendía de un hilo”. Con respecto a Hooft el planteo que hizo Portesi fue que “consultó a uno de los comisarios de Mar del Plata y le dijo ‘este es enemigo nuestro’ y eso para él alcanzó para ratificarlo. Lo paradójico es que, en realidad lo que dijo es que para designar a los jueces también consultaba a la policía, policía del año 84”.
El imputado resultó absuelto. Ocho de los diez miembros del enjuiciamiento votaron por la absolución y dos por la destitución. Los que lo consideraron inocente de cometer delitos de lesa humanidad fueron los abogados Héctor Ricardo Martín, Eduardo Gustavo Adolfo López Wesselhoefft, Atilio Ricardo Rossello, José Luis Núñez y José Miguel Nemiña; y a los legisladores Héctor Vitale (Frente Renovador) y Abel Buil (FAP). Y los que lo consideraron culpable: los diputados del Frente para la Victoria Lucía Portos y Luciano Martini.
Godoy concluyó que, finalizado el juicio y absuelto Hooft, “se pudo ver cuáles son los límites del juzgamiento, parece que no están dispuesto a entregar a aquellos sectores hegemónicos que participaron y que fueron coautores de lo que sucedió en la dictadura".
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